El Real Madrid entró de lleno en el siglo XXI con su nueva Ciudad Deportiva en Valdebebas y ahonda ese camino con la gran transformación que está llevando a cabo actualmente con el estadio Santiago Bernabéu.
La remodelación del recinto, que comenzó en el año 2019, trae consigo una explotación comercial nunca vista antes. La construcción del césped retráctil, que permitirá próximamente organizar eventos extradeportivos a diario prácticamente, generará en torno a unos 450 millones en las arcas del Madrid.
Sin embargo, las obras del estadio no han sido del agrado de los vecinos de la zona que, a través de una asociación -Asociación Vecinal de Perjudicados por el Bernabéu-, se han organizado para denunciar las actividades extradeportivas que están teniendo lugar en Chamartín.
El Madrid no da crédito a la campaña de desprestigio que se está intentando llevar, aunque, según anuncia ‘VozPópuli’, en el equipo de Florentino Pérez también expresan su malestar con el resultado final de las obras ejecutadas, sobre todo por cuestiones surgidas por los problemas acústicos. Los conciertos del Bernabéu han sido suspendidos por la Justicia de manera temporal.
Solución
El diario que dirige Francisco Rosell ha adelantado que el Madrid está avanzando en la insonorización del Bernabéu con puertas automáticas en los vomitorios. Una medida destinada a resolver los problemas con el sonido y a recobrar la actividad del campo fuera del terreno estrictamente futbolístico.
El club merengue ya se ha puesto en contacto con varias compañías especializadas en insonorizar estadios deportivos, como la mutinacional Arup. Aunque el problema es que, según los técnicos, el Bernabéu no es un recinto totalmente cerrado.
La idea pasa, pues, por instalar puertas automáticas que se abrirán y cerrarán cuando los espectadores crucen por ese punto. Actualmente, los accesos al campo consisten en bocanas sin ningún tipo de puertas, por donde puede escaparse el sonido.
Según fuentes consultadas por ‘VozPópuli’, la idea es que las puertas se cierren a la hora de comenzar los conciertos y, de esta manera, pese a tener los huecos entre la última grada del recinto y la cubierta, podrían reducirse los ruidos que están usando numerosos vecinos de la zona para prohibir cualquier tipo de actividad extradeportiva.