La clase mundial de un jugador como Luka Modric, nos hace pensar que todo lo que toca se convierte en oro. Desde su llegada al club con la marcha de Xabi Alonso, cogía el testigo de construir un medio del campo galáctico. El fue la primera pieza de la medular blanca que lleva siendo titular desde hace siete años.
El croata llegó sin hacer mucho ruido, pero poco tardó en convertirse en un referente en el equipo. Con media vida de blanco, entiende a la perfección lo que necesita el club en cada momento. Pero su larga trayectoria le permitió jugar en otros equipos antes de su llegada a Concha Espina.
A sus 36 años, cualquier otro estaría retirado y apartado del fútbol en cualquier destino exótico, pero el mediocentro sigue ligado a la entidad hasta que sus piernas aguanten. Disfruta como un niño cuando tiene el balón cerca y lo trato con numeroso mimo cuando esta en su dominio. Como si se tratara de su mejor amigo, el fútbol y él, conectan a las mil maravillas.
Esa relación idílica empezó hace muchos años, en el seno de una familia humilde de Croacia. Los primeros pasos los dio en el equipo de su ciudad el Zadar. Su talento era innato y lejos de ostentar grandes lujos, tenía lo básico para triunfar, pero todo lo que tocaba, funcionaba.
La madera como solución a sus espinilleras
Modric nunca olvidará, por ejemplo, las primeras espinilleras que utilizó cuando era un crío. La dificultad de conseguir todos los accesorios, como la bolsa de deporte, las medias, las espinilleras o las botas, era una tarea complicada, ya que los precios eran elevados.
Para ahorrar tiempo y dinero, su entrenador en la cantera del Zadar, le fabricó unas espinilleras de madera. Un material poco utilizado en el mundo del fútbol y seguramente algo incómodo para el futbolista. Hoy en día, el material de estos accesorios es cada vez más innovador y el mercado tiende a perfeccionarlo con más comodidad.
No fue un impedimento para Modric
La madera es un material difícil de manejar, pesado y más costoso. Cierto es que Luka Modric tenía 10 años, pero seguramente le impidiera desenvolverse con facilidad.
Otro detalle a tener en cuenta es su longitud. Antes las espinilleras de los jugadores eran grandes y ocupaban toda la pierna. Ahora otra técnica empleada es hacerlas cada vez más pequeñas.
Un recuerdo para el museo particular del croata que puede estar muy orgulloso de sus logros, al conseguir tantos éxitos en su carrera. Sus orígenes con el fútbol fueron muy rudimentarios, como ya hemos visto, pero eso no le impidió crecer con autoridad y determinación.