Hay fichajes que dejan huella en los clubes y en el Real Madrid, no iba a ser menos. A uno de los clubes más grandes del mundo solo llegan grandes fichajes. La llegada de Sergio Ramos al club, provocó uno de los grandes movimientos del mercado.
Una joven promesa que llegaba a la entidad con el cartel de ser el fichaje español más caro del club, superándole años después Illaramendi. El sevillano era un portento físico que tenía mucha garra y sangre de ser un líder en todo lo que hiciera.
Sergio Ramos ha sido un central de garantías
Poco a poco fue puliendo su calidad y con el tiempo se convirtió en un referente madridista. Sin embargo, su salida del club andaluz, nunca la llegaron a entender sus seguidores cosa que enfadó mucha a la afición y que siempre se lo han echado en cara en cada visita que ha hecho al Pizjuán.
Pasaban los años y todo seguía igual, esa bola por la que cada vez se contaba una historia diferente, se hizo más grande. Nadie entendía los motivos y todos los dardos apuntaban a la diana de Sergio.
Él siempre ha querido defender que su corazón y sentimiento, siempre han sido sevillistas, pero la memoria en el futbol es muy corta. Su traspaso de Nervión a Chamartín, se vendió con la repercusión de ser el pago de una cláusula millonaria por aquella época. 27 millones fueron los que se pagaron por un futbolista de 18 años recién salido de la cantera.
Enemigo público en el Pizjuán
Le señalaron de pesetero y mercenario cuando Sergio siempre quiso llevar las cosas aparentemente tranquilas. Aunque sus formas, no ayudaron mucho. Algunos seguidores todavía recuerdan su llegada a la concentración española en un compromiso internacional vestido de blanco impoluto. Un guiño total y absoluto que lo único que sirvió fue para reírse de los sevillistas.
Sergio Ramos tan solo quería ayudar al club hispalense y beneficiarlos económicamente. Como cualquier jugador, quería jugar y disfrutar de minutos y sabía que en el equipo blanco podía cumplirlo. Rechazar una oportunidad así, era prácticamente improbable.
El destino se había cruzado con él para brindarle numerosos años de fútbol y títulos. Hasta 16 temporadas permaneció en el club a pleno rendimiento. Todos los entrenadores que ha tenido, siempre han contado con él y ha partido de titular siempre que ha jugado.
Esto demuestra la casta que tenía el jugador. Pero si algo sorprende, son sus despedidas. Es comprensible que a la gente no se le den bien estos hábitos, pero un mínimo de decoro se debe cumplir. Lo mismo ha ocurrido con su salida del Bernabéu. Poquita gente entiende sus motivas o los respeta, al menos.
Sergio Ramos y su personalidad complicada le han llevado por mal camino
Siempre criticado en este aspecto, no quiso aceptar la propuesta de Florentino y marcharse de forma muy fría. Ahora milita en el PSG, con Mbappé y compañía, pero parece que no está teniendo toda la suerte que hubiera deseado. A penas ha contado para su actual equipo.
De Sevilla salió con una negociación millonaria que nadie acabó de entender porque se vendió un mensaje equivocado. Abandonó Concha Espina, con su contrato que expiraba y sin aceptar ninguna propuesta de vinculación que le ofrecían, abiertamente, pero con matices.
La personalidad del camero, siempre ha sido un poco esquiva y todo lo bien que lo ha hecho sobre el verde, lo acaba pagando fuera. Aunque a su favor, también es cierto que jugar bajo presión, parece que le sienta de maravilla.
Un jugador de su experiencia sabe cómo manejar este tipo de situaciones y ha vivido numerosos capítulos de alta tensión: sus visitas al Pizjuán, noches exigentes del Bernabéu, clásicos contra el FC.Barcelona, la Champions League o compromisos internacionales como Mundiales o Eurocopas. No lo ha pasado mal el central. Una carrera para enmarcar.