Desde que Rodrygo Goes debutara con el primer equipo del Real Madrid en la temporada 2019/2020, no ha parado de crecer y progresar como futbolista. Esta temporada ha disputado 49 partidos entre todas las competiciones, en los que ha marcado nueve goles y ha repartido diez asistencias.
Ha sido uno de los mejores jugadores en el tramo final de campaña, en el que fue decisivo, sobre todo, en el partido de vuelta de semifinales de Champions frente al Manchester City, donde marcó dos goles que forzaron la prórroga, y que posteriormente ganaría el equipo para clasificarse para la final de la Champions de París. En la final, solo pudo jugar los últimos minutos de descuento sustituyendo a Vinicius Jr, quien fue el que anotó el gol que hizo al Real Madrid campeón de Europa por decimocuarta vez.
Disputará su cuarta temporada como jugador del Real Madrid en la que, tras la renovación de Mbappé con el PSG, será mucho más protagonista de lo que se esperaba si el francés finalmente hubiera aterrizado en el Santiago Bernabéu. Quizás esta sea el año de su consagración como estrella mundial, como le ocurrió a Vinicius en la pasada.
Lo primero que hizo tras fichar por el Real Madrid
A los enviados del Real Madrid que fueron a cerrar la contratación del jugador del Santos se les quedó grabada una escena que los dejó atónitos y jamás olvidarán. Rodrygo, feliz por verse al fin de blanco, rompió a cantar el himno de la Décima. Se lo sabía entero, estrofa por estrofa. El brasileño pidió que le grabaran y se lo enviaran a Florentino Pérez, quien había dado el OK definitivo al fichaje unas horas antes.
En un fin de semana se hizo la compra por 45 millones de euros, cantidad que en su momento parecía una locura por un chico tan joven, pero que con el paso del tiempo se ha visto que resultó hasta barato. Los expertos del mercado de fichajes de futbolistas dicen que es mejor pagar eso por un chico de 17 años, ya con trazas de futbolista casi adulto, que 20 por uno de 16.
Rodrygo demostró su madridismo desde el momento en que se hizo oficial su fichaje por el conjunto blanco. Un madridismo que ha demostrado en todo momento sobre el campo, dejándoselo todo en cada uno de los partidos, e incluso besando el escudo, como hizo tras el pitido final del partido antes mencionado ante el Manchester City. Un jugador que promete dar muchas alegrías y muchas tardes de gloria en el Santiago Bernabéu.