Las tanganas parecían haber desaparecido del fútbol tras los años 90 donde llegaron a ser una rutina en LaLiga fin de semana tras fin de semana. Algo que con el tiempo pareció reducirse a los derbis y a los clásicos y pese a que cada vez es menos frecuente este tipo de imágenes hubo una época en la que cada clásico se presentaba como una batalla campal.
Con el fichaje de José Mourinho al Real Madrid cuando el Barcelona de Pep Guardiola maravillaba a todo el mundo empezó una guerra que duró cuatro temporadas y en las que hubo un gran perjudicado el fútbol. Las imágenes lamentables de aquellos clásicos por parte de ambos equipos dejaron para el recuerdo el famoso dedo de Mou en el ojo de Tito Vilanova, o la entrada criminal de Marcelo a Fábregas en la Supercopa de Europa.
Pero inolvidable es también el pelotazo de Leo Messi a los aficionados del Real Madrid o la famosa Copa del Rey donde un Barça anulado por el Real Madrid se dedicó a fingir agresiones y entradas durante todo el partido para acabar perdiendo aquella final en Mestalla. Y es que si bien el fútbol moderno ha devuelto la cordura a los clásicos también el VAR ha sido clave para partidos de este tipo donde se daban más recados que pases.
Es llamativo que en los últimos años esa tensión se haya rebajado hasta casi cero, pero hubo un tiempo que el Madrid y el Barça eran los dos rivales a batir en el viejo continente y cuando estos se cruzaban saltaban chispas. Todo empezaba con las declaraciones cruzadas previas al partido. Tanto desde el lado merengue como desde el culé los jugadores y entrenadores eran sometidos a preguntas por los periodistas que intentaban echar un poco de leña al fuego.
Al final lo conseguían y ya durante el partido, nada más comenzar, se veía que el ambiente era muy tenso y que cualquier acción podía acabar en pelea legendaria. El punto de desagrado fue tal que hoy día muchos de sus protagonistas lamentan lo ocurrido en aquellos clásicos, tanto desde el lado azulgrana como desde el lado merengue. Lo que sorprendía de todo esto es que luego en la Selección Española todos se reconciliaban.
Tal fue el punto de que en aquel ambiente España logró levantar un Mundial y una Eurocopa y es que en parte esa actitud también provocaba un gen competitivo en ambos equipos que no se ha vuelto a ver en el fútbol español hasta que el Atlético de Madrid y el Real Madrid pusieron de nuevo el nombre de España en todo lo alto y lograron alcanzar dos finales de la Copa de Europa, pero eso ya es otra historia.