Quizá los más jóvenes del lugar crean que lo de las remontadas del Real Madrid es algo que viene desde el minuto noventa y Ramos, pero sin embargo a lo largo de toda la historia del Real Madrid, sobre todo con aquel equipo previo a la Quinta del Buitre que fue el encargado de activar el botón del miedo escénico en el Bernabéu, las remontadas han sido seña de identidad.
En la última temporada de Fabio Capello al cargo del Real Madrid se dio una de las situaciones. Fue en la primavera de 2007 cuando el Real Madrid tras salir del Camp Nou con un 3-3 decía prácticamente adiós definitivamente a aquel campeonato. Cinco puntos le separaban del máximo rival a tan solo ocho jornadas para el final. Puede que desde entonces el campeonato español no haya vivido un final tan apretado y apasionante.
Y es que si por algo se recuerda aquella campaña es porque el Real Madrid ganó casi todas esas jornadas después de tener que remontar resultados adversos como ante el Sevilla, Espanyol, Recreativo de Huelva o el Mallorca en la última jornada. Un campeonato que valió para que el Real Madrid dejara claro que nunca se rinde. Una campaña lanzada por el club donde aparecían los futbolistas pidiendo el apoyo de la afición fue clave para el devenir de aquella Liga de infarto.
El día que marcó la diferencia en la resolución de la misma fue en la penúltima jornada. El Real Madrid se enfrentaba en la Romareda al Zaragoza mientras que el Barcelona recibía en el Camp Nou al Espanyol en uno de los derbis más recordados de lo que va de milenio. Un invitado especial a la fiesta fue el encargado de agitarlo todo pues a falta de pocos minutos para el final Ruud Van Nistelrooy puso el empate definitivo en la Romareda.
Unos segundos más tarde Raúl Tamudo ponía el 2-2 en Barcelona dejando al Real Madrid líder a falta de solo una jornada del final. Liderazgo que por otra parte ya había alcanzado gracias a un pinchazo ante el Betis en el Camp Nou y que el equipo blanco no dejó pasar.
En la última fecha el Real Madrid recibía al Mallorca. El marcador al descanso no invitaba al optimismo ya que los de Capello se fueron a la caseta perdiendo por cero goles a uno. Mientras tanto el Barcelona se enfrentaba en esos instantes al Nastic al que estaba goleando a domicilio. Bien entrada la segunda parte el Real Madrid empezó a volcarse sobre el área de Moya y tras la entrada en el campo de José Antonio Reyes el partido terminó por agitarse.
El sevillano logró empatar el partido y Diarra tras la salida de un córner puso al Real Madrid por delante. Los de Capello recuperaban así el liderato, pero minutos más tarde otro gol del andaluz colocaría al Real Madrid como definitivo campeón. Fue la Liga número 30 para los de Chamartín que aquel día dejaron claro que a este lado de la ciudad no existen imposibles. Recibió el nombre de La Liga de las remontadas, la Liga del clavo ardiendo o la Liga de Fabio Capello.