Marcaba el último penalti Argentina y se hacía con el Mundial de Qatar 2022. La otra cara de la moneda se la llevaban los franceses, sus rivales, que habían caído derrotados casi en el último suspiro.
Tras aquello las lágrimas y la decepción en el vestuario eran evidentes. Más si cabe también porque el irrespetuoso de Agüero también provocó un dolor profundo en el más joven, cuando se rió de él.
Aunque ese consuelo lo encontraron en varios mensajes de Luka Modric: su padre futbolístico. El balcánico que quedó tercero en la Copa del Mundo, animó a los suyos a no rendirse nunca.
El consuelo de Luka Modric
Su carrera solo acaba de empezar y todavía les quedan muchas cosas por hacer. Si esa lectura se la hizo su predecesor en el club, deberían creérsela. Un gesto que honra también al “10” croata. El bueno de Luka está en todo. El Real Madrid espera ya la vuelta de los tres en Chamartín, con una cerrada ovación para todos.
Estos habían conseguido empatar hasta en dos ocasiones el duelo y no querían dejar escapar la oportunidad de soñar con ganar el Mundial dos veces seguidas. Un hito que solo habían conseguido Brasil o Italia en su día, hace mucho tiempo.
En clave madridista, los dos franceses tuvieron un papel destacado. Con Camavinga, se dio un salto de calidad. El galo al que lo pusieron de lateral cumplió con creces todo lo esperado y mejoró a su equipo aportándole piernas frescas en ataque.
La lectura madridista de la Final del Mundial
Es uno de los grandes revulsivos que ha parido el fútbol moderno. Poco le importa aparecer de suplente, que este es capaz de cambiar cualquier crónica de un partido que iba a ser condenado a lo peor. El mediocentro cargó de sangre a su equipo y de qué manera.
Más de lo mismo con Tchouameni, quién ha realizado un Mundial espectacular. Titular en la mayoría de partidos, el pivote no pudo completar su sueño de levantar la Copa del Mundo, aunque ya se ha consolidado como una referencia, también en su selección.
Quizá no fue su partido más brillante como el de Inglaterra. En semifinales consiguió anotar un gol, pero dejó varios apuntes claros. Después tuvo la mala suerte, igual, de haber errado su penalti en esa fatídica tanda. Su disparo no fue ni entre los tres palos. La quiso colocar en exceso, y no consiguió ver portería.
La respuesta de Deschamps fue efectiva. Había quién dudó de él con esos cambios al descanso, pero debía hacerlos, si quería llevarse el partido. La entrada de Camavinga le dio otra cara al partido y con los dos madridistas en el verde, el país vecino carburó algo mejor.