De Luka Modric se ha escrito tanto que los que lleguen a la tierra dentro de 200 años creerán que era el rey de algún país o una persona que traspasa los límites del terreno de juego. Como si hubiera escrito algún decálogo o algún manual ideológico.
Pero los que vengan en el futuro tendrán que saber que Luka Modric ya era en este presente uno de esos jugadores en peligro de extinción. Lo supo Florentino cuando el croata aún atravesaba por sus veinte, lo supo Zidane cuando lo tuvo a sus órdenes después de Ancelotti y por supuesto lo supo Cristiano Ronaldo.
La anécdota
Pocos jugadores con la solera de Luka Modric se sonrojarían al entrar a un vestuario pero Modric aunque no lo parezca también es humano. Era su primer partido con el Real Madrid después de ganar el Balón de Oro cuando todo el vestuario blanco lo recibió entre aplausos y de pie.
Hasta el cuerpo técnico se levantó para aplaudir a un tipo que escapó de las bombas y de un país en guerra para acabar siendo el mejor del mundo.
Una vida mirando al cielo
Lo contaba Manuel Jabois en El País, haciendo mención a la biografía del 10 merengue en la que cuenta esta y muchas más anécdotas. Jabois lo conoce bien y lo define mejor, así se deduce en una frase final con la que cierra su artículo en ese diario con el que da ejemplo de que Modric es un superhéroe.
"Sé por experiencia que las mejores cosas de la vida nunca caen del cielo", dice Modric en su biografía, y es que ni las bombas pudieron detener la carrera de un niño que huía de un país en guerra hacia un futuro excelso como futbolista.