Hay un cántico que resuena por las gradas del estadio Santiago Bernabéu que dice "arriba, arriba, arriba, arriba con ese balón que Juanito la prepara, que Juanito la prepara y Santillana mete gol". Y es que aunque hayan pasado muchas temporadas desde que Juanito y Carlos Santillana dejaran de vestir de corto en la Castellana, aquellas jugadas pertencen de forma permanente en el imaginario colectivo del Real Madrid.
Con Sergio Ramos pasará lo mismo, y se escribe en futuro porque lo recuerdos necesitan madurar para que se conviertan en nostalgia. Sergio Ramos hace tan solo dos temporadas que tomó otro camino, pero desde su llegada desde Sevilla hasta su marcha a Paris ha dejado quizá algunos de los momentos más importantes en la historia del Real Madrid en lo que va de siglo.
Su carácter, compromiso ligado a su pronta incorporación a la plantilla merengue hicieron que poco a poco el ADN del andaluz se fuera convirtiendo en puro madridismo. Ejemplo de ello son sus goles sobre la bocina, más aún cuando son de cabeza y al eterno rival. Sin Ramos no se entiende la Décima, es sin duda la máxima expresión de esta forma de marcar goles. Desde entonces parece que el Real Madrid espera a esos minutos para pintar sus obras de arte.
Pero no solo se ha salido en citas importantes, también partidos donde el Real Madrid no encontraba la forma de hacer gol ante un rival a priori más pequeño. Sergio Ramos era el encargado de desbloquear los partidos porque no era un jugador que se sumaba a las goleadas si no que desequilibraba balanzas. Quienes mejor lo saben son sin duda los vecinos del Metropolitano que tuvieron que lidiar con él en una final de la Copa de Europa donde a la Orejona ya le estaban colocando los lazos rojiblancos.
El Real Madrid en este fin de semana pasado quiso hacer recordar a sus aficionados que la figura de Sergio Ramos sigue presente y que sus remates marcaron el camino. Un camino que se inició en un barrio humilde de Camas pero que muy pronto empezaría a agrandarse con su impacto en el Sánchez Pizjuan, tanto fue así que antes de cumplir los 20 ya era titular con el Real Madrid y con la Selección Española.
Y es que sigue estando tan presente que para muchos a sus 36 años debería estar en estos días convocado con la Selección Española aunque Luis Enrique le ha negado la posibilidad. Un tipo que salió del Real Madrid entre controversias contractuales pero que eso no quita el cariño que le tiene el club y la afición, sabedores ambos de que marcó una época, aportando un carácter como los que gustan en la Castellana. Un tipo de lucha, entrega y corazón. Ramos llegó siendo un niño y se marchó siendo un caballero, "arriba, arriba, arriba, arriba con ese balón, que Lukita la prepara, que Lukita la prepara y Sergio Ramos mete gol".