Si la relación entre un padre y un hijo es de admiración, la que tiene un abuelo con su nieto, es algo más especial si cabe. El enlace entre tres generaciones: madurez y juventud, es simplemente la combinación icónica de aprendizaje, el disfrute y la admiración eterna.
Esto es lo que ocurre en la plantilla del Real Madrid, entre los más mayores y los recién debutantes. Una combinación que reúne a Luka Modric, con 36 años, con Eduardo Camavinga de 19. Es algo increíble que ambos puedan jugar juntos. Que cada uno aporte su granito de arena, demuestra que las virtudes de este equipo serán infinitas.
Eso es lo que debía pensar el croata en su infancia. La historia de vida del balcánico no es para nada sencilla y aunque lo haya contado pocas veces, el madridismo debe conocer la trágica historia que sufrió el mediocentro y leyenda blanca con el asesinato de su abuelo.
Una infancia complicada para Luka Modric
Su infancia se sitúa en su Croacia natal. Los padres del jugador se pasaban gran parte del día para sacar su familia adelante, hecho que provocaba que el jugador del Real Madrid pasara mucho tiempo con sus abuelos.
Algo de lo que siempre ha presumido el “10” merengue es de su relación que tenía con su abuelo. Lo definía como algo “increíble”. Juntos pasaban mucho tiempo en casa, y hasta el nombre del futbolista es en honor a él. Aunque, desgraciadamente, su relación se separó demasiado pronto.
La vida es así de cruel y el día menos pensado, el Luka mayor, no volvió a casa. Siempre salía a pasear con su rebaño, ya que era pastor. Los sacaba a pasear para que se alimentaran.
Pero una vez adentrado en el oscuro bosque, no volvió a salir de él. La búsqueda fue en vano, ya que la noticia significó su pérdida para siempre. Le habían asesinado injustamente.
El abuelo Luka, siempre en el recuerdo
Un daño irreparable para la familia Modric. Una pérdida que afectó mucho al futbolista, que tan solo contaba con 6 años. Siempre llegó a decir que no entendió bien lo que pasó, ya que la inocencia de ser un niño te priva de las maldades más feroces.
Reparar y seguir. Ese fue el ejercicio que debieron afrontar todos. Un vacío que marcó mucho en la vida del croata. De las cosas que más lamenta en esta vida. Además, si hay algo que le hubiera gustado demostrarle a su abuelo, es todo lo que ha llegado a conseguir con el club de sus amores.
10 temporadas de ensueño, un Balón de Oro y cinco Champions, de los méritos más laureados para el futbolista. Su legado será infinito en el Bernabéu y nadie cuenta con su retirada. Luka Modric es el verdadero padre del madridismo. Todos le quieren ver jugar cada día.