La vida de un futbolista puede cambiar en cuestión de minutos. Las sensaciones para uno u otro entrenador respecto a un jugador pueden ser muy distintas. El nuevo fichaje del Real Madrid, Antonio Rüdiger, ya ha sido presentado como blanco y sus prestaciones son una auténtica barbaridad que ya se asoman en el Bernabéu.
Aunque para él no ha sido todo tan sencillo. En sus cinco años en Inglaterra ha jugado un total de 202 partidos. El más importante quizá, fue el de la final de la Champions contra el City.
En aquella temporada, el cambio de entrenador fue determinante para conseguir la orejona. Apearon hasta el mismísimo Real Madrid en el camino de su catorceava y se impusieron con rotundidad a todos sus rivales.
La papeleta del central blanco fue complicada, aunque no pedía mucho el jugador. Como cualquier futbolista, quería jugar y tener minutos que le cargaran de confianza. Algo que le pudo ofrecer Tuchel. De alemán a alemán ambos decidieron arrimar el hombro y empujar al Chelsea al liderato.
Un jugador más que decisivo
Juntos fueron decisivos para completar unas temporadas fantásticas. Sin duda, hay un antes y un después de la llegada del germano al banquillo y la inclusión de su compatriota sobre el verde. En el esquema de cinco defensas, veremos cómo se adapta a la zaga de cuatro hombres. Algo que seguro que será curioso de ver.
Pero aquel equipo era único. Rüdiger deja atrás años de aprendizaje y compañerismo. A todos aquellos que ha considerado como hermanos: Kanté, Ziyech, Kovacic o Lukaku han sido sus imprescindibles en el conjunto de Londres.
Aunque algunos de ellos hayan perdido la condición de titular, formaron parte fundamental para liderar un esquema fantástico para el club que lideraba Abramovich. Incluso había un ex madridista como Mateo Kovacic.
El croata, vivió grandes momentos como merengue, pero su ambición por jugar le llevó lejos de Chamartín para ganarse un nombre. Seguro que entre el fichaje blanco y el balcánico hablaron mucho sobre la forma de afrontar un reto como el de ser madridista.
El Real Madrid está en todas partes
Esto demuestra que el Real Madrid es un equipo omnipresente. Grandes jugadores han vestido este escudo al alcance de pocos. Los otros tres, también tienen bemoles de ser jugadores con mucha personalidad.
Rüdiger, ahora deberá dejar atrás toda esa época dorada que vivió. Su prioridad debe ser el conjunto de Concha Espina. En la capital, cuenta con compatriotas suyos como Toni Kroos, pero no será el único con el que congenie. También compartió vestuario con Eden Hazard, exjugador del Chelsea.
Los nuevos compañeros del alemán serán únicos. Compartirá vestuario con un Balón de Oro, el jugador mejor valorado de La Liga, el delantero más en forma de todas las ligas o un auténtico muro en la portería. Con estas, será más sencillo olvidarse de sus amigos de Londres y priorizar otras amistades.
Todavía no ha podido conocerlos a todos, pero si tiene que hacer buenas migas que se codee con Militao o Alaba, quiénes serán sus compañeros de baile en cada noche gloriosa cuando se vistan con la elástica titular.
En cualquier vestuario siempre ha habido numerosas amistades. Lo bonito de este deporte, es que más allá de la pelota, uno pueda disfrutar jugando al fútbol con un buen grupo humano. Cuanta más experiencia tenga uno, mayormente será respetado.