Este próximo lunes se dará el sorteo de la fase final de la Champions. Este medirá a un total de dieciséis conjuntos que lucharán por conquistar Europa.
Sin todavía conocer los emparejamientos, en Planeta Real Madrid hemos conocido los detalles más atractivos de los diferentes equipos. Pero si hay un equipo que parte como los más golosos, es el PSG. El madridismo ya ha demostrado que no le importaría lo más mínimo volver a repetir con los parisinos y las posibilidades parece que se reducen.
El pronóstico del año anterior ayuda con creces. Remontada galáctica de categoría para recibir un espectáculo de categoría. El protagonista del encuentro, será de nuevo Kylian Mbappé.
Mbappé quiere venganza
Si el año pasado era el gran aliciente de la eliminatoria, este año resulta ser todo lo contrario. Tal y cómo se han dado las diferentes situaciones, Mbappéha pasado a ser el enemigo número uno del club. El francés ya es odiado por caso toda la plantilla blanca, afición y presidencia. El comportamiento y actitud que tomó en el verano anterior lo acabó torciendo todo y ahora no hay nadie que augure su fichaje.
Motivos suficientes que han hecho enfadar al francés. Ahora el delantero también trata de coger el toro por los cuernos y tras unos meses intentando enmendar su error con mensajes en clave para que le perdonaran, ha visto como lo único que ha conseguido es que le ninguneen. Este ha sido maltratado, despreciado y criticado a toda costa, pasando a ser el menor de los problemas para medio club.
Incluso se ha preferido optar por incorporar a otros perfiles de jugador, sin tenerlo en cuenta a él. No lo quieren ver ni en pintura y de ahí el tremendo enfado del galo. Una auténtica barbaridad. Ahora la posibilidad de volverse a reencontrar, ha puesto de nuevo el gusanillo a todos: para un lado y para el otro.
Un duelo muy esperado
Si el año pasado el madridismo ya le pintó la cara, este año no iba a ser menos. Los parisinos son quiénes deberían tener miedo con aquel precedente, pero su soberbia no tiene fin. El mismo Mbappé, hasta está convencido que él también quiere venganza.
Es de los pocos jugadores que dice querer repetir ese partido. Considera que así es la única forma de hacer callar a los merengues, pero lo va a tener difícil. La competición fetiche del club no se la quita nadie. De todas formas, en el peor de los casos, el enfado madridista todavía sería mayor. El punto al que se ha llegado es el de no retorno. Jugador y club mantienen una relación tóxica.
Veremos qué ocurre a partir del lunes, pero todo apunta a espectáculo. Aquí cada uno trata de barrer para su casa. La emoción y los nervios no cesan. A priori, son los dos únicos equipos que representan a su país. El auditorio de Niza dictará sentencia: ¿habrá bolas calientes? Todo está listo para arrancar.