El Real Madrid ha visto como la actividad de los conciertos que estaban programados en el nuevo Bernabéu quedaba aplazada. Eran varios los espectáculos programados que la entidad merengue se vio obligado a mover de fecha. El motivo eran las quejas de los vecinos por el ruido que estos causaban.
Diversos medios informaron que desde el club blanco trataron de llegar a un acuerdo con ellos. Incluso les ofrecieron insonorizarles las viviendas para que así no se viesen afectados por ello. Sin embargo, parece que eso no fue suficiente ya que no lo aceptaron y tuvieron que parar.
Algo que ya tiene sus consecuencias y que es algo que en el Real Madrid ya intuían que iba a terminar sucediendo. Mientras en el Bernabéu no se pueden celebrar conciertos, el Atlético de Madrid saca tajada. Hasta tal punto que se espera un verano bastante movido en el estadio rojiblanco.
Hasta tal punto que el Metropolitano ya ha confirmado 11 actuaciones para el próximo verano en 2025. Y quieren aprovechar que la situación en el estadio merengue sigue en el aire para seguir sacando beneficio. Están en negociaciones mirando a 2026, cuando Oasis podría hacer una gira por Europa.
El plan contra los clubes estado que solo molesta si es el Madrid
El Real Madrid sabe que el uso que pueda sacar al nuevo Bernabéu, gracias al césped y cubierta retráctiles, es fundamental. Sobre todo para luchar contra los clubes estado como el PSG que tiene inyección económica. Sin embargo, parece que no a todos les gusta que los blancos hagan así las cosas.
Y es que mientras se quejan de que el estadio merengue no cumple con la normativa de ruido, no parecen afectar las de otros coliseos. De hecho, uno que no está tapado como el Metropolitano, lleva albergando conciertos años. Se ve que no provoca tantas molestias, aunque los vecinos de barrio de Las Rosas protesten.
A lo mejor no es el ruido de los conciertos, sino el hecho de que se lleven a cabo en el estadio del Real Madrid. Porque en el del Atlético las quejas no han provocado que se paralicen ni se hagan mediciones. Un trato desigual al que los merengues ya están más que acostumbrados.