El Paris Saint-Germain encontró ayer un gran revés en la Champions League. El cartel ya anunciaba una faena complicada, el Milan recibía en su estadio a los Mbappé y compañía, necesitaba la victoria para seguir con opciones reales de cruzar la frontera de la Champions League a la Copa de Europa y lo logró.
Las caras de los jugadores del club parisino así como las del cuerpo técnico reflejaban la decepción y la preocupación tras el gran pinchazo, Mbappé no quiso esconderse y fue claro y contundente: "estamos decepcionados".
Y es que no es para menos, después de un verano donde el quién es quién dentro del equipo ha sufrido una profunda revolución, los resultados en Europa siguen sin ser del todo positivos. Un gasto en fichajes con difícil comparación dentro del viejo continente, bajo la religión del 'dinero todo lo puede'.
En Paris la preocupación crece conforme se consumen las jornadas de Champions, era el grupo de la muerte y no está defraudando. También era una oportunidad para el PSG de demostrar que los fantasmas del pasado se quedaron a vivir en otro tiempo, pero la realidad es que siguen protagonizando el presente.
Y no es culpa de Kylian Mbappé, un futbolista que sigue liderando a un equipo falto de modestias. Síntoma de lo que ocurre es que Dembélé todavía no se haya estrenado, pero a pesar de todo, los chicos de Luis Enrique buscaron el partido y no jugaron mal, demasiado castigo quizás para un equipo que aspira a ganar la Orejona.
Al ser preguntado en español, Mbappñe fue crítico pero quiso centrarse en lo que queda por delante, ahora de verán las caras frente al Newscatle en el Parque de los Príncipes.