El Real Madrid de baloncesto disputó en el día de ayer un partido histórico en el Wizink Center. Los de Chus Mateo doblegaron a un titán del baloncesto mundial, un equipo llamado siempre a pelear por el anillo de la NBA, al todopoderoso Dallas Mavericks.
El partido sirvió como un homenaje a una de las estrellas más laureadas de la historia del Real Madrid, el esloveno Luka Doncic. Pese a su insultante juventud, Doncic ha sido capaz de escribir con letras de oro su historia en el conjunto merengue. Tiene un idilio único con la afición madridista.
La nota negativa de la fiesta vivida ayer en el Wizink fue que el protagonista no pudo participar, y es que Doncic estuvo todo el rato en el banquillo debido a unas molestias que le impidieron jugar más allá de unos escasos minutos. Eso sí, no le privaron de divertirse, reír y disfrutar de su casa, de su gente, de su Real Madrid.
Un baño de masas
Al encuentro de ayer en el Wizink Center acudieron muchos futbolistas de la primera plantilla del Real Madrid de fútbol para poder observar el espectáculo de cerca. Uno de los allí asistentes fue el germano Toni Kroos, declarado fan de la NBA, declarado fan de Luka Doncic.
El esloveno y el alemán tuvieron tiempo para conversar, intercambiar impresiones y señales de respeto y admiración mutua. Kroos fue con sus hijos al partido, que no quisieron perderse el espectáculo.
Es ahí, en mitad de la charla entre los dos deportistas de élite, cuando se produjo una de las imágenes más llamativas y curiosas de la noche. Al parecer, el centrocampista germano le pidió al base esloveno que le firmara a su hijo las zapatillas especiales de baloncesto que portaba.
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Al parecer, el hijo de Toni Kroos es fan absoluto de Doncic. Como no podía ser de otra forma, el jugador de baloncesto cumplió el deseo del alemán, y el niño acabó recibiendo su regalo con una gran sonrisa en la boca.
Curiosa imagen que demuestra la unión, el cariño y el respeto que tiene Luka Doncic con el madridismo. Es el ídolo incluso de los jugadores del primer equipo de fútbol.