El Real Madrid consiguió los tres puntos en Mestalla, pero el partido dejó mucho que desear. La primera parte del equipo desató la frustración de Carlo Ancelotti y la afición. Los de naranja (en este encuentro) dejaron escapar la oportunidad de dominar el juego, sufriendo en exceso ante un Valencia incisivo.
El Valencia no solo marcó un gol, sino que generó al menos cinco ocasiones claras. La defensa del Madrid fue superada en múltiples momentos, algo que enfureció a Ancelotti. Mientras Courtois mantenía al equipo en el partido, el técnico buscaba soluciones ante el despropósito defensivo.
Charla tensa en el vestuario
Durante el descanso, las paredes del vestuario de Mestalla temblaron. Fue el segundo momento tenso de la temporada entre Ancelotti y sus jugadores, tras el enfrentamiento post-Milan. La actitud apática de algunos futbolistas molestó profundamente al técnico.
Ancelotti recriminó la falta de intensidad y sacrificio. El gol del Valencia, fruto de un desorden defensivo, ejemplificó el problema. La salida de Rüdiger para tapar la banda dejó al área mal protegida, con apenas cuatro defensores y la ayuda de Valverde.
La reacción llegó
En la segunda parte, el Real Madrid cambió de cara. Ancelotti recordó a sus jugadores la importancia del partido y lo que estaba en juego. El equipo mostró más compromiso y logró la remontada con un gol de Bellingham. A pesar de la expulsión de Vinicius, los blancos supieron resistir y llevarse el triunfo.
Conceder ventajas para luego remontar puede parecer épico, pero es una estrategia peligrosa. Ancelotti insiste en que el equipo no puede permitirse estos "lujos". Aunque la calidad individual destaca en cada jugada, sin intensidad ni sacrificio, el Madrid se vuelve vulnerable.
El técnico italiano sabe que no siempre habrá tiempo para reaccionar. El sufrimiento en Mestalla es un recordatorio de que el Real Madrid necesita corregir su actitud para evitar problemas futuros.